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14 de Septiembre, 2007 · General

HILDA MOREJON SERANTES


LA TIRANÍA DE UN RÉGIMEN TOTALITARIO
“Fidel Castro es el verdugo de nuestra familia”
 
La neurocirujana cubana Hilda Molina, hija de una anciana de 88 años llamada Hilda Morejón Serantes dialogó desde la isla caribeña con radio “Sudamericana” acerca de la inexplicable negación del régimen castrista de conceder un pasaporte a su madre para viajar a la Argentina.
 
(Corresponsalía Corrientes) Molina explicó que aún “como última voluntad”, le negaron el permiso a su madre para que pueda visitar a su nieto y bisnietos en la Argentina y pueda recibir atención médica, lo que denota la “brutal represión de los derechos humanos” que rige la dictadura de los Castro. En este aspecto, dijo “el gobierno cubano se burla del mundo entero”. 
  
La doctora Molina declaró en esta emisora que “lo que ha sucedido, el jueves pasado, lo estábamos esperando hace más de un año” sostuvo impotente, y agregó: “vinieron dos militares de alta graduación del Ministerio del Interior le dijeron que ella no podía salir de Cuba”, sin dar mayores explicaciones. “Hicimos el papel de tontos”, sentenció.
 
El gobierno cubano que detenta Raúl Castro, hermano del dictador Fidel Castro, se permitió una vez más prohibir la libertad más elemental de sus ciudadanos y le negó el pasaporte a la madre de una especialista de la medicina en Cuba. “Mi madre nunca tuvo participación en este gobierno ni estudió aquí. No les debe nada”, reclamó Molina, que “se siente tan ultrajada”, declaró.
 
Entre tanto su madre, Morejón Serantes imploró a través del teléfono  
“quiero ir a la Argentina y morir satisfecha. Yo estoy orgullosa que mi nieto y bisnietos hayan nacido allá, en Argentina” manifestó.
  
En comunicación exclusiva con la emisora correntina, la anciana de 88 años dijo “yo lo único que se es que Dios le da la libertad a uno cuando nace para vivir, porque a mi me sacan la libertad para conocer a mis nietos y bisnietos yo quiero ir a verlos allí, conocer sus escuelas, ver sus compañeritos porque me tengo que quedar aquí”.
 
Entre tanto el doctor Roberto Quiñones hijo de Hilda Molina y nieto de Morejón Serantes dijo desde Buenos Aires, “Tenemos impotencia, angustia, desesperación”, en tanto que pidió una nueva reunión con el embajador argentino Jorge Taiana y le envió otra carta al presidente Néstor Kirchner para que interceda ante cuba en su reclamo.
 
 
Mensaje de Hilda Morejón Serantes
 
5 de Julio de 2007
 
Excelentísimos Señores Obispos de América Latina, Excelentísimos Señores Obispos que asisten a la reunión de la CELAM :
 
Aunque me apena molestar el valiosísimo tiempo de ustedes, autoridades de mi amada Iglesia, angustiada por la prolongada separación de mi familia, les ruego respetuosamente que me ayuden. Quien les remite esta carta es la Señora Hilda Morejón Serantes, mamá de la destacada neurocientífica y neurocirujana cubana, Dra. Hilda Molina.
 
Yo soy una anciana de 88 años de edad, gravemente enferma, y postrada en un sillón de ruedas. A continuación les sintetizo la trágica e inmerecida historia que vivimos mis seres más queridos y yo:
 
Medida cruel y arbitraria
 
En el año 1994, mi querida hija se desvinculó, por decisión propia, del sistema comunista imperante en Cuba; desde ese momento, los que aquí gobiernan le prohíben viajar al exterior.
 
Como consecuencia de esta medida cruel y arbitraria, ella no ha podido abrazar durante más de 13 años, a su único hijo y su esposa, residentes en Argentina; y no conoce a sus dos nietecitos de 12 y 6 años respectivamente. Yo he permanecido todo este tiempo junto a ella, acompañándola en su terrible agonía.
 
El 16 de Mayo del pasado 2006, mientras mi hija me auxiliaba en el baño, sufrí una gran caída. Es imposible, Excelencias, que una persona en la situación de mi hija, con 64 años, también muy enferma, invalidada en su brazo izquierdo y con limitaciones para su movilidad por intenso dolor en la rodilla izquierda, pueda manipular sin riesgos a una anciana totalmente discapacitada como yo; ella trató de sostenerme, pero finalmente caímos las dos.
 
Este accidente provocó que mi ya precario estado de salud se agravara hasta el extremo crítico en que me encuentro actualmente.
 
Durante todo este tristísimo período de lejanía familiar, yo nunca quise viajar a Argentina pues no podía abandonar a mi desamparada hija. Después del accidente, mi hija y mi nieto me suplicaron que realizara el tan añorado viaje. Consciente de que el fin de mi existencia está próximo, y con el corazón destrozado al tener que separarme de mi hija, decidí visitar Argentina, pues necesito antes de morir, abrazar de nuevo a mi adorado nieto, la persona que más amo en este mundo, y a su esposa, a la que quiero como una nieta; y conocer a mis dos maravillosos bisnietos.
 
Además, allí recibiré la atención médica que requiero con urgencia, a la que no tengo acceso en mi Patria. Realizamos todos los trámites establecidos; y según la fecha que me indicaron, debía recoger mi pasaporte en los inicios del mes de Agosto del pasado año 2006.
 
Hasta el momento el pasaporte no me ha sido entregado, a pesar de que cada semana acudimos a la oficina de Inmigración; ni lo entregan, ni siquiera explican el motivo de que me hayan retenido este documento, imprescindible para continuar los trámites de viaje, lo que me permite afirmar que el gobierno cubano también prohíbe que yo visite a mi adorada familia en Argentina.
 
Excelencias, yo he sido siempre una católica comprometida. Jamás abandoné mi Iglesia, ni en los momentos más difíciles, no obstante las presiones a que fui sometida. Jamás me vinculé con el régimen totalitario que mutila nuestras libertades, pues no acepté, no acepto ni aceptaré un gobierno que niega a Dios. Por tanto, las autoridades de este país carecen absolutamente de argumentos que validen mi retención por la fuerza en Cuba.
 
Excelencias, mi hija y yo somos dos mujeres solas en Cuba, muy enfermas ambas, y desamparadas. Yo dependo totalmente del auxilio de mi hija; y mi hija requiere con urgencia de cuidados médicos e incluso de auxilio.
 
¿Qué objetivos persiguen al mantener lejos de su familia a dos mujeres indefensas en el ocaso de sus vidas? ¿Qué oscuros sentimientos de odio y venganza inmerecidos motivan tan demencial actuación? ¿A quién puede perjudicar nuestra visita temporal y estrictamente familiar a Argentina?
 
Excelentísimos Señores Obispos, mi familia y yo no estamos solicitando algo que pertenezca al estado cubano. Sólo pedimos lo que en silencio han demandado miles de familias de esta sufrida isla en las últimas casi cinco décadas: el respeto a los legítimos, irrenunciables y pisoteados derechos familiares.
 
No existen razones políticas, ideológicas ni de índole alguna, capaces de justificar que hombres poderosos destrocen familias inermes; y torturen niños inocentes, mujeres indefensas y ancianas moribundas. Al prohibirme viajar a Argentina, el gobierno cubano se burla de mi última voluntad; viola impúdicamente mis más elementales derechos, aún sabiendo que estoy próxima a mi fin; me impide recibir la atención médica que necesito; y hasta me niega la posibilidad de concluir mi existencia con dignidad, en paz, y rodeada de las personas que más amo.
 
Excelencias, estoy segura de que comprenden el suplicio que hemos vivido y estamos viviendo mi hija y yo. Les aseguro que nada es comparable a este desgarramiento que nos destroza el corazón y que no nos permite ni un minuto de sosiego. Ambas, más que vivir, hemos muerto cada instante transcurrido desde que vimos por última vez a mi nieto y su esposa, en el año 1994; solamente nos sostiene nuestra Fe en Dios y en su Santísima Madre.
 
Es por eso que agobiada por un indescriptible sufrimiento, acudo a ustedes con esta petición, que es mi última voluntad: por favor, soliciten al gobierno cubano que mi hija y yo podamos viajar juntas lo antes posible a Argentina. Y si los que nos torturan se aferran al despiadado absurdo de retener aquí a mi hija, que al menos permitan que yo viaje de inmediato a Argentina, pues aunque esto agravaría la separación familiar y me ocasionaría un extraordinario dolor, no quiero morir sin ver a mi nieto y a mi nieta, y sin conocer a mis bisnietos.
 
Excelentísimos Señores Obispos, por favor, no me abandonen. Les suplico que me ayuden a morir en paz; no permitan que muera desesperada.
 
Disculpen por favor la mala redacción de estas líneas, pues aunque aun estoy lúcida, ya también mi lucidez se va afectando.
 
Por favor Excelencias, recen por nosotros, por las destrozadas familias cubanas; y bendígannos. Muchas gracias por su atención. Muchas gracias anticipadas, porque como en que ustedes van a interceder en pos de que mi familia se reunifique; y de que yo pueda morir con los seres que más amo, reunidos en torno a mí.
 
Que Dios y la Virgen bendigan y protejan a ustedes, a sus familias y a sus diócesis.
 
Hilda Morejón Serantes
Dirección: Bruzón No. 61
Apartamento 7 (Primer Piso, Interior)
Entre Almendares y Ayestarán
Ciudad de la Habana. Cuba
Teléfono: 8782256
 
 
 
 
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publicado por horacionews a las 14:30 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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